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Las mujeres detrás de “El Agente Topo”

Autor: Nicolás Jerez Lazo para Revista Ya (El Mercurio)

 

Aclamada por el público y con una participación destacada en la carrera por los Oscar, el último documental de Maite Alberdi surgió del trabajo de un equipo liderado por ella y otras tres mujeres. Aquí hablan sobre el impacto de la película en sus vidas, la amenaza que significó la pandemia para sus planes y el salto a la competencia en las grandes ligas de la industria audiovisual. “En un momento, todo el mundo nos dijo que no teníamos ni una posibilidad”, recuerdan.

Hace un año, cuando la crisis sanitaria llegó hasta Chile, la cineasta Maite Alberdi (37) se sintió invadida por la incertidumbre.
Tenía las mismas inquietudes cotidianas de la gente a su alrededor, pero a ella le sobrevino una preocupación adicional: su documental “El agente topo”, estrenado poco antes en el Festival Sundance, de pronto veía amenazada su distribución en las salas de cine locales.

Poco después, Maite confirmó que su arribo a la cartelera chilena, prevista para el 11 de junio, en efecto sería imposible. —Nos tocó un año súper difícil en el que no sabíamos cómo trabajar, pese a lo que habíamos hecho con todas las otras películas— recuerda la directora hoy, en medio de reconocimientos casi unánimes a la cinta—. Las fórmulas anteriores ya no nos funcionaban. Su uso del plural no es azaroso.

Cuando lo ocupa, se refiere al círculo de hierro femenino que convocó a la empresa audiovisual Micromundo en torno a su proyecto fílmico más reciente, compuesto por la productora ejecutiva Marcela Santibáñez (36), la montajista Carolina Siraqyan (54) y la productora general Daniela Sandoval (38). A ese núcleo se sumó el resto del equipo que llevó adelante el documental, que incluye productores asociados de Alemania, España, Estados Unidos y Países Bajos.

Fieles a los planes que habían trazado originalmente para la película, Maite Alberdi y sus compañeras estrenaron “El agente topo” a nivel nacional antes de que terminara el invierno y persistieron en una campaña intensa de promoción, convencidas del potencial de la propuesta. La porfía y la calidad rindieron frutos: la pieza fue preseleccionada en las categorías mejor documental y mejor película extranjera de los próximos Oscar, y logró una participación destacada en los últimos premios Goya. Entremedio, fue incluida en el catálogo de Netflix. —Nuestros objetivos siempre fueron conquistar un nuevo territorio. Queríamos dar un paso más allá.

Marcela Santibáñez, quien conoció a Maite mientras ambas estudiaban Dirección Audiovisual en la Universidad Católica, cuenta que su “ensayo general” fue la campaña de visibilización de “La once” (2014), otro aplaudido documental de la realizadora. —Fue divertido, porque en ese momento todo el mundo nos dijo que no teníamos ni una posibilidad. Y pasó un poco como ahora: nos unimos, luchamos contra los gigantes, nos resultó y quedamos nominadas (al Goya). Eso nos hizo crecer y darnos cuenta de que podíamos trabajar bien juntas. Ahora, viendo con perspectiva, me siento profundamente orgullosa. Ese orgullo, agrega, es el reflejo de una cierta épica grupal. —Estamos compitiendo en las grandes ligas, pero el equipo es este. Somos un grupo de chiquillas dando la vida desde sus casas por un sueño muy grande.

INCREÍBLEMENTE REAL

“El agente topo” narra la historia de Sergio Chamy, un octogenario viudo que acepta un encargo poco común: entrar como agente encubierto a un asilo de ancianos para investigar una denuncia por maltrato contra una de las residentes.

Su estadía de tres meses en el hogar fue filmada, a su vez, bajo la forma de una misión secreta, ya que el equipo de Maite Alberdi le siguió los pasos al protagonista sin revelar los detalles de la situación a su entorno hasta el montaje del filme. A la hora de rodar, la realizadora echó mano de la estética del cine detectivesco, un recurso que despertó la fascinación y por momentos el desconcierto de la crítica.

Ella lo explica así: —Históricamente hemos consumido cine gringo, cuya tradición de documental ha sido un formato muy clásico, con archivos, entrevistas y voz en off. ¿Por qué el documental no puede tener un género, si en el fondo lo único distinto es la materia prima con la que se trabaja? Sin embargo, un rol clave en la construcción del relato fue el de Carolina Siragyan, una editora con experiencia en publicidad y en videoclips de artistas como Gepe y Francisca Valenzuela.

Su camino y el de la cineasta se cruzaron cuando, al tanto de sus conocimientos como montajista, Maite le pidió a Carolina hacer el tráiler de “Los niños” (2016), un documental sobre adultos con síndrome de Down. Para la última película, Carolina Siragyan pasó dos meses catalogando el material repartido a lo largo de 60 días, Cientos de horas de grabación y miles de escenas. Solo después de esa tarea vino el verdadero trabajo de montaje.

La recolección y el orden de las tomas reveló mucho más que la trama principal: paralelamente a la historia acerca de un espionaje, asomaron como temas de fondo el deterioro físico y mental, las dificultades para encontrar empleo y, sobre todo, la soledad en la que vive la tercera edad. —Así como Sergio cambió la perspectiva de su investiganosotras también vivimos el mismo proceso —reconoce Carolina—, Luego de cinco meses de trabajo vimos que incluso su investigación empezó a perder algo de importancia. Una vez que él entró al hogar, todo era la realidad misma. “Increíblemente real”, resumirá la directora del documental unos minutos más tarde.

LA VEJEZ

Aún sorprendida, Maite Alberdi cuenta que hace unos días se enteró de un suceso trivial y a la vez poderoso: un espectador envió un ramo de flores a las excompañeras de asilo de Sergio Chamy. —Alguien se llegó a conmover a tal punto que se movilizó y compró un regalo para los personajes. Para mí, ahí está todo. Estos son los gestos políticos que estamos esperando con la película.

Esas implicancias sociales acercaron a la comunicadora audiovisual Daniela Sandoval a la filmografía de Maite Alberdi, con quien ya había coincidido al producir “El salvavidas” (201), que recoge la historia del vigilante de una playa con aversión al agua.

Otros proyectos en los que participó Daniela, como el documental “74 metros cuadrados” y la miniserie “Zamudio: perdidos en la noche”, de TVN, ya tenían en común el hecho de abordar problemas contingentes. —“El agente topo” ha servido para tomar conciencia de que todos vamos a ser adultos mayores y que los tenemos que acompañar en ese proceso. Supe de gente que tiene familiares en hogares y que al ver la película está haciendo lo imposible por volverse más presentes en la vida de ellos. Carolina Siragyan complementa: —El documental apareció en un momento súper adecuado, porque la gente está con la conciencia abierta a un cambio. Hay cosas que no estaban funcionando. La crisis social y la pandemia nos hicieron darnos cuenta de lo que es la soledad. Mucha gente, no necesariamente vieja, estuvo sola y encerrada, y se abrió a estar mucho más sensible a esto. La vejez puede ser un tema súper jodido, y es un inevitable que nos va a tocar a todos.

Pese a esto último, las cuatro están de acuerdo en que la cinta ofrece al mismo tiempo una visión gozosa y hasta cómica de la tercera edad. —El día a día en ese hogar está lleno de humor y de luz —dice Maite—. Esa es la gracia, esas son las complejidades de la vida que siento que los documentales tienen que rescatar. Yo puedo estar viviendo un duelo, pero puedo estar riéndome también. No tendrías que encasillarlo en drama o en comedia. ¿Por qué habría que hacerlo? Tenemos los géneros en la cabeza. La vida tiene de todo, a veces en un día o en una misma historia.

De paso, piensan que un relato de este tipo podría contriBuir a comunicar más abiertamente las emociones. —Es curioso leer en las redes sociales que todo el mundo llora al ver el documental —reflexiona Marcela—. No sé si en otra instancia la gente se hubiera animado a contarlo, pero creo que, después de un año así, en el que todos nos hemos atrevido a decir que estamos cansados o tristes, estamos un poco más dispuestos a abrirnos. Eso ya es un avance.

EL MICROMUNDO

Para las cuatro líderes de la productora, la intensidad de la vida laboral afecta inexorablemente el espacio privado. En algunos casos, la crisis sanitaria se ha convertido en una aliada inesperada, aun cuando todo depende de administrar bien el tiempo. —Estoy feliz de haber sido incluida en una (ista de nominados) y no haber dejado de ir a buscar a mi hijo al jardín infantil ni un solo día —sostiene Maite—. Ese es el éxito para mí. Siempre estamos pensando que queremos viajar y a la vez estar en nuestra casa. De alguna manera, este contexto nos regaló otra posibilidad, pero recién la estamos dimensionando, dado lo complejo que fue, en mitad de la pandemia, tener nuestra película guardada.

A ese desafío se añaden otras dificultades que han debido sortear, como las trabas a la hora de cobrar por el trabajo propio (“Desde una perspectiva de género”, dice Maite, hay “un miedo a quedarse sin trabajo”) o el hecho de ser un grupo reducido que, para colmo, se embarca en proyectos de largo aliento en los que la paciencia y la optimización de los recursos son indispensables.

En ese sentido, afirman, la clave está en el apoyo mutuo. —No sé si funciona por ser mujeres, pero de más que sí, porque nosotras nos vinculamos de otra manera—opina Marcela Santibáñez Daniela Sandoval, quien hace algunos años se dedicó a la contabilidad para luego regresar al mundo audiovisual, subraya la necesidad de la colaboración y la solidaridad en una industria que no siempre puede o quiere permitírselas. —Siento que ellas son mi familia elegida. Como somos un equipo chiquitito, logramos afiatarnos y saber cuándo la otra está estresada, para así liberarla y después volver a la carga. Es difícil encontrar ese apoyo en otro lado. Otra cosa importante es sentir que no hay competencia entre nosotras. Marcela lo ratifica: —Esta aventura no es solamente un trabajo. Nos hemos vuelto amigas. Cuando nos toca ir a festivales a presentar la película, lo pasamos bien, nos ponemos máscara facial en la noche.

Los límites se empiezan a borrar un poco y hay que tener cuidado, pero al mismo tiempo creo que, si no fuera porque las quiero tanto, quizás no habría dado tanto esfuerzo como el que estoy dando. Eso nos pasa a todas.

Link Original: https://www.litoralpress.cl/sitio/Prensa_Texto?LPKey=.I740.Zl.Fm.Dtez.Rtl.Tt9.Q5g.R3.P.A.Sqyikpb.Dpm.Y.U75.Hj54.%C3%96

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